"Al comienzo de un nuevo año, desafío a los Santos de los Últimos Días de todo el mundo a que emprendan la búsqueda personal, diligente y significativa de lo que yo llamo la vida abundante: una vida llena de éxito, bondad y bendiciones... El primer principio básico se refiere a la actitud. La forma en que escogemos ver las cosas y respondemos a los demás marca toda la diferencia. El poner nuestro mejor empeño y luego decidir ser felices en nuestras circunstancias, sean cuales sean, nos trae paz y satisfacción. El segundo principio es creer en ustedes mismos, en las personas que los rodean y en principios eternos. Sean sinceros con ustedes mismos, con los demás y con su Padre Celestial. No se pongan límites y no permitan que otras personas los convenzan de que lo que ustedes pueden hacer tiene un límite. Crean en ustedes mismos y luego vivan de tal modo que puedan lograr aquello de lo que son capaces. El valor se convierte en una virtud valiosa y significativa cuando se lo considera no tanto como la voluntad de morir con valentía, sino como la determinación de vivir con dignidad. Se necesita valor para dar el primer paso hacia nuestra meta anhelada, pero se necesita aún más valor cuando uno tropieza y debe hacer un segundo esfuerzo para lograrla. Tengan la determinación para realizar el esfuerzo, la resolución para trabajar a fin de alcanzar una meta digna y el valor no sólo para enfrentar las dificultades que inevitablemente llegarán, sino también para realizar un segundo esfuerzo, en caso de ser necesario..."
Pte. Thomas S. Monson, Liahona
Pte. Thomas S. Monson, Liahona