jueves, 26 de enero de 2012

La Vida Abundante

"Al comienzo de un nuevo año, desafío a los San­tos de los Últimos Días de todo el mundo a que emprendan la búsqueda personal, diligente y sig­nificativa de lo que yo llamo la vida abundante: una vida llena de éxito, bondad y bendiciones... El primer principio básico se refiere a la actitud. La forma en que escogemos ver las cosas y respondemos a los demás marca toda la diferencia. El poner nuestro mejor empeño y luego decidir ser felices en nuestras circunstancias, sean cuales sean, nos trae paz y satisfacción. El segundo principio es creer en ustedes mismos, en las personas que los rodean y en principios eternos. Sean sinceros con uste­des mismos, con los demás y con su Padre Celestial. No se pongan límites y no permitan que otras personas los convenzan de que lo que uste­des pueden hacer tiene un límite. Crean en ustedes mismos y luego vivan de tal modo que puedan lograr aquello de lo que son capaces. El valor se convierte en una virtud valiosa y significativa cuando se lo considera no tanto como la voluntad de morir con valentía, sino como la determinación de vivir con dignidad. Se necesita valor para dar el pri­mer paso hacia nuestra meta anhe­lada, pero se necesita aún más valor cuando uno tropieza y debe hacer un segundo esfuerzo para lograrla. Tengan la determinación para reali­zar el esfuerzo, la resolución para tra­bajar a fin de alcanzar una meta digna y el valor no sólo para enfrentar las dificultades que inevitablemente llegarán, sino también para reali­zar un segundo esfuerzo, en caso de ser necesario..."
Pte. Thomas S. Monson, Liahona

Que es el hombre ..?

"¿Qué es el hombre en comparación a la gloria de la creación?', Dios mismo dijo que ¡nosotros somos la razón por la que creó el universo! Su obra y gloria, el propósito de este magnífico universo, es salvar y exaltar a la humanidad. Nuestro Padre Celestial creó el universo para que pudiésemos lograr nuestro potencial como hijos e hijas de Él. Ésta es la paradoja del hombre: comparado con Dios, el hombre no es nada; no obstante, somos todo para Dios. Mientras que al compararnos con la creación infinita podríamos aparentar que no somos nada, tenemos una chispa de fuego eterno que arde dentro de nuestro pecho. A nuestro alcance tenemos la incomprensible promesa de la exaltación, de mundos sin fin; y el gran deseo de Dios es ayudarnos a lograrla."
Pte. Dieter F. Uchtdorf