La oración es uno de los principios del Evangelio que nos ayuda a elevarnos. La oración tiene el poder de elevarnos por encima de las preocupaciones del mundo, de llevarnos más allá de las nubes de desesperación y oscuridad, hacia un horizonte resplandeciente y despejado. Una de las más grandes bendiciones, privilegios, y oportunidades que tenemos como hijos de nuestro Padre Celestial es que podemos comunicarnos con Él. Podemos hablar con Él de las experiencias, pruebas y bendiciones de nuestra vida. Podemos escuchar para recibir guía celestial por medio del Espíritu Santo. Podemos ofrecer nuestras peticiones al cielo y recibir la seguridad de que nuestras oraciones han sido escuchadas y de que Él las contestará como Padre amoroso y sabio. Las oraciones que ascienden más allá del techo son aquellas que son sinceras y en las cuales se evitan las repeticiones o las palabras que se dicen sin considerarlas detenidamente. Nuestras oraciones deben surgir de nuestro anhelo más profundo de ser uno con nuestro Padre que está en los cielos. La oración, cuando se ofrece con fe, es aceptable para Dios en todo momento. Si en alguna ocasión sienten que no pueden orar, ése es el momento en que definitivamente deben orar y ejercitar la fe."
Pte. Dieter F. Uchtdorf
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