miércoles, 10 de agosto de 2011

Servicio

"Tenemos algunos de los nuestros que claman de dolor y de sufrimiento, de soledad y de temor. Tenemos la solemne y gran obligación de tenderles la mano y ayudarlos, de elevarlos, de alimentarlos si tienen hambre, de nutrir su espíritu si tienen sed de la verdad y de la rectitud. Existen muchos jóvenes que andan sin rumbo y que recorren el trágico camino de las drogas, las pandillas, la inmoralidad y todos los demás problemas que éstos traen aparejados. Hay viudas que ansían escuchar una voz amiga y sentir ese interés real que habla del amor. Están aquellos que una vez fueron fervientes en la fe, pero cuya fe ahora se ha enfriado; muchos de ellos desean volver, pero no saben cómo hacerlo; necesitan que se les tienda una mano de amistad. Con un poco de esfuerzo, es posible traer a muchos para que se deleiten otra vez a la mesa del Señor. Mis hermanos y hermanas, esperaría y rogaría que cada uno de nosotro tomase la resolución de buscar a aquellos que necesiten ayuda, que estén en circunstancias desesperadas y difíciles, y que los levantemos con un espíritu de amor para que se les acoja en la Iglesia, donde manos fuertes y corazones tiernos los reanimarán, los consolarán, los sostendrán y los encaminarán hacia una vida feliz y productiva."
Pte. Gordon B. Hinckley

Subir

No hay comentarios:

Publicar un comentario