jueves, 10 de diciembre de 2009

Mansedumbre

"En mayor o menor grado, todos luchamos con el egoísmo. Puesto que es tan común, ¿por qué preocuparnos por el egoísmo, de todos modos? Porque el egoísmo es, en realidad, autodestrucción en cámara lenta. Cada ataque de egoísmo nos reduce el universo en proporción directa al disminuirnos la percepción o el interés que tengamos por los demás. A pesar de su fanfarronería superficial y mundana, ese individualismo desmedido es, en realidad, provincial, como si los peces de una pecera se felicitaran entre sí por su autosuficiencia olvidando que dependen de la comida que les ponen y los cambios de agua. En nuestro diario discipulado, hay tantas maneras de expresar el egoísmo como de evitarlo. La mansedumbre es la verdadera cura, pues no se limita a disimular el egoísmo, ¡lo disuelve! Entre los pasos más pequeños podríamos, antes de embarcarnos en una acción importante, preguntarnos: ¿De quién son las necesidades que trato de satisfacer? O, en los momentos en que estemos por hacer algo muy importante, podemos primero contar hasta diez; esa filtración cuidadosa puede multiplicar por diez nuestra ofrenda como una malla de reflexiva mansedumbre filtra el intenso y destructivo ego."
Elder Neal A. Maxwell
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