jueves, 13 de mayo de 2010
Diezmos
"El diezmo desarrolla y prueba nuestra fe. Al sacrificar al Señor lo que podríamos pensar que necesitamos o que deseamos para nosotros, aprendemos a confiar en Él. Nuestra fe en Él hace posible que guardemos los convenios del templo y recibamos las bendiciones eternas del mismo. Nos prepara para vivir la ley más alta de la consagración, de dedicar y dar todo nuestro tiempo, talentos y recursos a la obra del Señor. A aquellos que viven fiel y honradamente la ley del diezmo, el Señor promete una abundancia de bendiciones. Algunas de esas bendiciones son temporales, así como el diezmo es temporal, pero al igual que las ordenanzas físicas externas del bautismo y de la Santa Cena, el mandamiento de pagar el diezmo requiere un sacrificio temporal que, a la larga, se traduce en grandes bendiciones espirituales."
Elder Robert D. Hales
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