martes, 29 de junio de 2010

El Deber

"El deber es lo que se espera que hagamos y seamos. Es un imperativo moral que llama a las personas y a las comunidades a hacer aquello que es correcto, verdadero y honorable. El deber no requiere perfección, pero sí requiere diligencia. No es simplemente lo que es legal, sino lo que es virtuoso; no está reservado para el poderoso o el de alta posición, más bien yace en el fundamento de la responsabilidad personal, la integridad y el valor. El cumplir nuestro deber es una manifestación de la fe que uno tiene. El presidente Monson dijo de ello: "Me encanta y atesoro la noble palabra deber". Para los miembros de la Iglesia de Jesucristo, nuestra senda del deber es el guardar nuestros convenios en la vida diaria."
Obispo Keith B. McMullin

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jueves, 24 de junio de 2010

La Oración

"El simple hecho de orar es muy diferente a entregarse en sincera oración. Espero que todos ya sepamos que la oración es esencial para nuestro desarrollo y protección espiritual; no obstante, lo que sabemos no siempre se refleja en lo que hacemos. A pesar de que reconocemos la importancia de la oración, todos podemos mejorar en cuanto a la regularidad y la eficacia de nuestras oraciones personales y familiares. Por mucho tiempo me ha impresionado la verdad de que la oración sincera requiere tanto comunicación sagrada como obras consagradas. Se requiere esfuerzo de nuestra parte antes de recibir bendiciones y, la oración, que es un tipo de obra, es el medio señalado para lograr la más suprema de todas las bendiciones. Después de decir "amén", seguimos adelante y perseveramos en la obra consagrada de la oración actuando según lo que hayamos expresado a nuestro Padre Celestial. El pedir con fe requiere honradez, esfuerzo, dedicación y perseverancia."
Elder David A. Bednar

jueves, 10 de junio de 2010

Inspiración

"Al comunicarse con su Padre Celestial, al orarle a Él en el nombre de Cristo, Él les contestará. Él nos habla en todo lugar. Al leer la palabra de Dios registrada en las Escrituras, estén atentos a Su voz. Al visitar el templo y al asistir a las reuniones de la Iglesia, estén atentos a Su voz. Estén atentos a la voz del Padre en la abundancia y las bellezas de la naturaleza, en los tiernos susurros del Espíritu. En sus relaciones diarias con los demás, en la letra de un himno, en la risa de un niño, estén atentos a Su voz. Si están atentos a la voz del Padre, Él los guiará por el camino que les permitirá experimentar el amor puro de Cristo. Al acercarnos al Padre Celestial, nos volvemos más santos, y al llegar a ser más santos, venceremos la incredulidad y nuestra alma se llenará de Su bendita luz. Al poner nuestra vida en armonía con esa luz celestial, ésta nos guía para salir de la oscuridad y encaminarnos a la luz mayor, la cual conduce a las obras indescriptibles del Espíritu Santo, y el velo entre el cielo y la tierra se puede volver más tenue."
Pte. Dieter F. Uchtdorf

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lunes, 7 de junio de 2010

Tiempo: Como Usarlo

"Desde los días de Adán, toda la humanidad ha comido el pan con el sudor de su frente, pero cuando nuestro trabajo nos consume hasta el punto en que desatendemos las dimensiones espirituales de la vida, también se convierte en una red que nos enreda. Es imposible enumerar las muchas redes que pueden atraparnos e impedirnos seguir al Salvador; pero si somos sinceros en nuestro deseo de ir en pos de Él, debemos dejarlas inmediatamente y seguir Sus pasos. No conozco ningún otro periodo de la historia del mundo donde se haya acumulado tal variedad de redes esclavizantes. La vida con facilidad se nos llena de citas, reuniones y tareas que debemos realizar. A veces pensamos que cuanto más ocupados estemos, más importantes somos; como si nuestra actividad definiera nuestro valor. Hermanos y hermanas, podemos pasarnos la vida entera dando vueltas a un ritmo frenético y llevando a efecto listas y listas de cosas que a fin de cuentas no tienen verdadera importancia. El hacer mucho quizás no sea tan importante. El que concentremos la energía de nuestra mente, corazón y alma a aquellas cosas que tienen importancia eterna, eso sí es esencial. Entre el bullicio y el ajetreo de la vida a nuestro alrededor escuchamos gritos de "vengan aquí" y "vayan allá"; en medio de ese ruido y de esas voces seductoras que compiten por acaparar nuestro tiempo e interés, una figura solitaria se alza en las orillas del Mar de Galilea y nos llama: "Venid en pos de mí".
Elder Joseph B. Wirthlin
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Tiempo: No Perderlo

"Hay peligro en la frase "algún día" cuando en realidad significa "hoy no". "Algún día me arrepentiré". "Algún día lo perdonaré". "Algún día hablaré con mi amigo acerca de la Iglesia". "Algún día comenzaré a pagar el diezmo". "Algún día regresaré al templo". "Algún día.". En las Escrituras está claro el peligro de postergar. Esto es, que podríamos descubrir que se nos ha acabado el tiempo. Dios, quien nos da cada día como un tesoro, requerirá que le rindamos cuentas. Nosotros lloraremos y Él llorará, si hemos tenido la intención de arrepentirnos y de servirle en los mañanas que nunca llegaron o en los ayeres con los que hemos soñado, cuando ya ha pasado la oportunidad de actuar. El "hoy" es un don preciado de Dios. El pensamiento "Algún día lo haré" puede robarnos las oportunidades que nos da el tiempo y las bendiciones de la eternidad."
Pte. Henry B. Eyring
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