martes, 14 de junio de 2011

Fe - Fotalecimiento

"Vivimos para morir, y morimos para vivir nuevamente. Desde una perspectiva eterna, la única muerte que es realmente prematura es la muerte de alguien que no está preparado para comparecer ante Dios. Como apóstoles y profetas nos preocupamos no sólo por nuestros hijos y nietos, sino también por los de ustedes, y por cada uno de los hijos de Dios. Todo lo que el futuro tiene reservado para cada sagrado hijo o hija de Dios será determinado por sus padres, sus familiares, sus amigos y sus maestros. De esta manera, nuestra fe ahora se convierte en parte de la fe de nuestra posteridad después. Cada persona se forjará su camino en un mundo constantemente cambiante, un mundo de ideologías que compiten. Las fuerzas del mal siempre estarán en oposición a las fuerzas del bien. Satanás constantemente se esfuerza para influir en nosotros para que sigamos sus caminos y seamos miserables, así como él es. Los riesgos normales de la vida como enfermedades, lesiones y accidentes siempre estarán presentes. Vivimos en una época de confusión; los terremotos y maremotos causan devastación, los gobiernos colapsan, las tensiones económicas son severas, la familia está bajo ataques, los índices de divorcio están aumentando. Tenemos gran motivo para preocuparnos, pero no debemos permitir que nuestros miedos desplacen nuestra fe. Podemos combatir nuestros miedos mediante el fortalecimiento de nuestra fe."
Elder Russell M. Nelson

jueves, 9 de junio de 2011

Amor - Su fuerza

"Los verdaderos seguidores de Cristo son personas que aman. Seguimos a Cristo porque lo amamos y, cuando seguimos al Redentor por amor, seguimos Su propio ejemplo. Por amor, el Salvador fue obediente a la voluntad del Padre en toda circunstancia. Nuestro Salvador fue obediente aun cuando el serlo le acarreó enorme sufrimiento físico y emocional, aun si eso significaba recibir azotes y burlas e incluso la tortura de Sus enemigos mientras Sus amigos lo abandonaron. El amar a Cristo sinceramente nos da la fortaleza necesaria para seguirlo. El amor es una potente influencia en el corazón al esforzarnos por ser obedientes. El amor por nuestro Salvador nos inspira a guardar Sus mandamientos; y el amor por una madre, un padre o un cónyuge también puede inspirarnos a obedecer los principios del Evangelio. La forma en que tratamos a los demás indica hasta qué punto seguimos a nuestro Salvador al amarnos los unos a los otros. Le demostramos el amor que le tenemos cuando nos detenemos a ayudar a otros; cuando somos "completamente honrados y rectos en todas las cosas", y cuando hacemos convenios y los guardamos."
Elder Walter F. González
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lunes, 6 de junio de 2011

Esperanza

"La esperanza es una emoción que enriquece nuestro diario vivir; se define como "el sentimiento de que las cosas saldrán bien". Cuando procedemos con esperanza, "miramos hacia adelante con deseo y con razonable confianza". Como tal, la esperanza le da a nuestra vida cierta influencia tranquilizante, mientras esperamos con confianza los acontecimientos futuros. Nuestras esperanzas nos pueden llevar a sueños que pueden inspirarnos a actuar. Si tenemos la esperanza de sacar mejores notas en la escuela, esa esperanza se puede realizar con estudio dedicado y sacrificio. Si tenemos la esperanza de jugar en un equipo ganador, esa esperanza puede llevarnos a la práctica constante, a la dedicación, al trabajo en equipo y finalmente, al éxito. La esperanza puede inspirar sueños y estimularnos a realizarlos. Sin embargo, la esperanza sola no nos hace triunfar. Muchas buenas esperanzas no se han cumplido, estrellándose en los arrecifes de las buenas intenciones y la pereza."
Elder Steven E. Snow
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jueves, 2 de junio de 2011

Adversidades

"A veces podría parecer que nuestras pruebas se centraran en aspectos de nuestra vida y en las partes del alma que más nos cuesta enfrentar. Puesto que como resultado de estos retos se espera el crecimiento personal, no debería sorprendernos que las pruebas sean muy personales, casi específicamente dirigidas a nuestras necesidades o debilidades particulares. Y nadie está exento, en especial los santos que estén tratando de hacer lo correcto. Algunos santos obedientes podrían preguntarse: "¿Por qué a mí? ¡Estoy tratando de ser bueno! ¿Por qué permite el Señor que suceda esto?". El horno de la aflicción ayuda a purificar aun a los mejores de los santos incinerando las impurezas de su vida para que quede el oro puro. Incluso, el mejor mineral necesita ser refinado para sacarle las impurezas. Ser bueno no es suficiente; queremos llegar a ser como el Salvador, que aprendió a medida que sufrió "dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases."
Elder Paul. V. Johnson
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