jueves, 18 de febrero de 2010

La Oración debe ser sincera

"Hay un viejo proverbio que dice: 'No concuerda que un hombre ore a nivel de oro, y viva a nivel de estaño'. Los tiempos modernos parecen sugerir que la devoción y la reverencia para lograr la santidad, son irrazonables o indeseables, o ambas cosas. Sin embargo, aún los escépticos modernistas necesitan orar. Nuestros impulsos naturales surgen a la superficie en momentos de peligro, de gran responsabilidad, profunda ansiedad, dolor abrumador, o cuando la vida nos sacude fuera de la rutina y de las viejas complacencias. Si nos dejamos llevar por ellos, nos harán humildes, nos ablandarán, y nos encaminarán hacia la oración respetuosa. Si la oración es sólo un grito de angustia en una hora de crisis, entonces es totalmente egoísta, y llegamos a considerar a Dios como un mecánico o una agencia de servicio, que nos ayuda sólo en casos de emergencia. Debemos recordar al Altísimo de día y de noche, siempre; no sólo en la hora en que todo recurso humano ha fallado y desesperadamente necesitamos ayuda. Si hay algún elemento en la vida humana sobre el cual tenemos un registro de éxito milagroso y valor inestimable al alma del hombre, es la faceta de la comunicación reverente, devota y piadosa con Nuestro Padre Celestial."
Pte. Howard W. Hunter
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