"Cuando el Espíritu Santo mora en nosotros, sentimos el amor de Dios hacia todos Sus hijos. Este amor desecha el temor y nos llena con el deseo de proclamar el Evangelio. No hay mayor don que podamos dar a otras personas que compartir nuestro testimonio con ellas. No hay gozo más grande que podamos tener que traer a una sola alma a Cristo. Y no hay una manera más importante para fortalecer nuestro testimonio que compartir nuestro testimonio de Él con el mundo. Al hacerlo, nuestras familias serán fortalecidas, nuestros barrios, estacas y comunidades serán llenas de paz y amor y, finalmente, la tierra estará preparada para la segunda venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo."
Elder Robert D. Hales
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