"La familia es el blanco principal del ataque del adversario y, por lo tanto, debe ser el punto principal de nuestra protección y defensa. Cuando uno se detiene a pensar desde el punto de vista táctico del diablo, tiene sentido luchar contra la familia. Cuando Satanás quiere perturbar la obra del Señor, no envenena la provisión de crema de maní del mundo, doblegando así a todo el sistema misional de la Iglesia, ni envía una plaga de laringitis al Coro del Tabernáculo Mormón, ni promulga leyes que prohíban la gelatina ni los guisos. Cuando Satanás realmente quiere arremeter y perturbar la esencia de la obra de Dios, ataca a la familia y lo hace intentando no tener en cuenta la ley de castidad, confundiendo la identidad sexual y desensibilizando la violencia, además de hacer común le lenguaje vulgar y blasfemo, y que la conducta inmoral y anormal parezca la norma y no la excepción. Tenemos que recordar la declaración de Edmund Burke: 'Lo único que se requiere para que triunfe la maldad es que las buenas personas no hagan nada'."
Elder Russell M. Ballard
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