"Debemos comunicarnos los unos con los otros de la forma en que lo haría el Salvador. Este tipo de comunicación se expresa en un tono de amor, no de grosería; se da a conocer para que sea útil, no dañino; es un nexo que nos une en lugar de apartarnos; y tiende a edificar y no a disminuir. Esta comunicación es una expresión de afecto, no de enojo; de veracidad, no de embustes; de compasión, no de contención; de respeto, no de ridículo; de consejo, no de crítica; de corrección, no de condenación. Se expresa claramente y no con confusión. Puede ser tierna o puede ser severa, pero siempre debe ser moderada. Lo que debemos hacer al comunicarnos con los demás es preparar el corazón para que tenga sentimientos como los de Cristo por todos los hijos del Padre Celestial. Si logramos sentir ese interés por el bienestar de nuestros semejantes, nos comunicaremos con ellos como lo haría el Salvador; con eso calmaremos el corazón de los que sufran en silencio. Al encontrar personas con necesidades especiales, podremos iluminar su jornada por la vida con las palabras que les digamos. Comunicarnos en el nivel en que Cristo lo haría nos ayudará a lograr buenas relaciones y terminará por llevarnos seguros de regreso a nuestro hogar celestial."
Elder L. Lionel Kendrick
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