"Es cierto que nuestras experiencias no se comparan a las de Jesús, pero sí se aplican a nosotros los mismos principios y procedimientos. Los perfeccionados atributos del Señor ejemplifican lo mucho que aún podemos cultivar. En verdad, no carecemos de pertinentes experiencias en la vida, ¿no es así? Aunque parezca extraño, a veces reaccionamos mejor ante los problemas mayores que ante los incesantes problemas menores. Uno puede estar sinceramente agradecido por sus grandes bendiciones y quejarse con regularidad por molestias pequeñas. El sobrellevar las pruebas mayores y al mismo tiempo no poder sobrellevar las menores no es aceptable en modo alguno. Debemos encarar nuestras imperfecciones si realmente queremos ser más como Jesús. Mientras nos esforcemos diariamente por progresar, fallaremos hasta cierto punto; por lo tanto, es muy importante no dejarse abatir. Así que, ¿dónde hemos de encontrar esa capacidad para salir adelante que tanto y tan frecuentemente necesitamos? Una vez más, ¡en la gloriosa Expiación! Por medio de ella conoceremos el sentimiento edificante que proviene del perdón. Además, si aplicamos la Expiación, podremos continuar recibiendo los otros dones nutritivos del Espíritu Santo, cada uno de ellos con su propio y generoso poder para ayudarnos a hacer frente a las pruebas. Con frecuencia, el Espíritu Santo nos predicará sermones desde el pulpito de la memoria. Nos consolará y nos tranquilizará. Las cargas de las que no nos alivie, El nos ayudará a soportarlas y de ese modo nos capacitará, aun después de cometer errores, para que continuemos con gozo la enaltecedora jornada de nuestra calidad de discípulos."
Elder Neal A. Maxwell
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