"Ahora bien, ¿qué será del futuro?, ¿qué sucederá en los años que están por delante? Se ve prometedor. La gente está empezando a vernos por lo que somos y por los valores que profesamos. Si avanzamos sin perder la visión de nuestra meta, sin hablar mal de nadie, viviendo los grandes principios que sabemos que son verdaderos, la causa del Evangelio avanzará en majestad y poder para llenar la tierra. Se abrirán las puertas que hoy están cerradas para la prédica del Evangelio. El Todopoderoso, si es necesario, hará estremecer a las naciones para humillarlas y hacerlas escuchar a los siervos del Dios viviente. Lo que sea necesario se llevará a cabo. Los grandes desafíos que enfrentamos y la clave del éxito de la obra será la fe de todos los que se llamen a sí mismos Santos de los Últimos Días. Nuestras normas son claras e inequívocas; no es necesario que les pongamos peros; no es preciso que las analicemos por la razón. Están establecidas en el Decálogo escrito por el dedo del Señor en el Monte Sinaí; se encuentran en el Sermón del Monte en las palabras del Señor mismo; las encontramos en otras partes de Sus enseñanzas y se encuentran claramente establecidas en las palabras de las revelaciones modernas. Desde el principio nos han servido como nuestro código de conducta, y deben seguir haciéndolo. El futuro será esencialmente igual al pasado, sólo que más brillante y mucho más grande. Debemos seguir tratando de llegar a todo el mundo, enseñando el Evangelio en el hogar y en el extranjero. Un mandato divino descansa pesadamente sobre nuestros hombros; no podemos escapar de él; no podemos evitarlo."
Pte. Gordon B. Hinckley
Pte. Gordon B. Hinckley
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