jueves, 30 de septiembre de 2010

Servicio


"Sería difícil hallar a alguien que dudara de que el principio de prestar servicio al prójimo es bueno; sin embargo, puede haber algunos que no comprendan la gran importancia que Jesús adjudicó al servicio en nuestra religión. Para Él, tanto en su vida como en sus enseñanzas, no fue cosa de escoger hacer o no, puesto que dijo que quien no ayudara al prójimo no merecería la mayor de las bendiciones, que es la vida eterna. Las Escrituras así lo enseñan repetidamente: que las obras de servicio cristiano son expresiones del amor cristiano. La religión no está desvinculada de la vida; no es principios y ordenanzas, ni obra misional, ni liderazgo como un fin en sí mismos, sino que se manifiesta por la clase de personas que somos, así como por nuestra relación con nuestro Padre Celestial y su Hijo y todos los mandamientos; se manifiesta por la medida en que merecemos la aprobación de nuestra propia conciencia guiada por el Espíritu; se manifiesta por la forma en que tratamos a las demás personas. Me asombran sin cesar la buena voluntad y la bondad desinteresada con que tantas personas viven este sagrado mandamiento. Y es triste pensar que haya personas que, por creer en un evangelio sin regocijo, se pierdan las bendiciones especiales que aguardan a los que siguen por el sendero que estableció nuestro Salvador y que conduce al más intenso regocijo mediante el servicio cristiano y el sacrificio."
Elder Marion D. Hanks
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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Don del Espíritu


"Después de bautizarnos, recibimos el don del Espíritu Santo, pero muchas veces lo dejamos guardado y nos olvidamos de que Él nos ayudará en las decisiones más importantes de nuestra vida. El Señor nos dio este don porque sabía que afrontaríamos decisiones difíciles en la vida. El escuchar esta voz es vital para cultivar el buen discernimiento. Una relación en la que se escuche a menudo requiere que haya un ambiente tranquilo donde podamos tomarnos el tiempo para meditar y escuchar la voz suave y apacible. Este ambiente de paz es tanto externo como interno. Por lo tanto, requiere más que apagar la música del mundo o el estruendo de otros medios de comunicación; también requiere apagar el ruido del pecado que proviene de nuestra alma. Esto dará comienzo a la comunicación con el Espíritu que tanto necesitamos. Cristo dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo". La paz que proviene de escuchar al Santo Espíritu elimina el temor de emitir un juicio equivocado en la vida."
Elder Gregory A. Schwitzer

Inspiración


"La promesa del Espíritu Santo que el Salvador hizo a los Doce es de importancia suprema para reconocer la función preeminente del Espíritu Santo, el tercer miembro de la Trinidad. El Espíritu Santo es un personaje de espíritu, el Consolador, que da testimonio del Padre y del Hijo, revela la verdad de todas las cosas y santifica a quienes se hayan arrepentido y bautizado. A Él se lo llama el Santo Espíritu de la Promesa y, como tal, confirma la aceptación de Dios de los hechos, ordenanzas y convenios justos de cada uno de nosotros. Aquellos que son sellados por el Santo Espíritu de la Promesa reciben todo lo que el Padre tiene. Vivimos en un mundo ruidoso y contencioso donde es posible ver u oír información, música e incluso puras insensateces prácticamente a toda hora del día. Si queremos tener la inspiración del Espíritu Santo, debemos encontrar tiempo para aminorar la marcha, meditar, orar y vivir de modo que seamos dignos de recibir Sus susurros y actuar en base a ellos. Evitaremos cometer grandes errores si hacemos caso a Sus advertencias. Es nuestro privilegio como miembros el recibir luz y conocimiento de Él hasta el día perfecto." 
Elder Quentin L. Cook

lunes, 13 de septiembre de 2010

Bondad

"Quizás los actos cristianos más significativos sean los que nunca se hacen en público. Son los que se llevan a cabo espontánea y anónimamente, sin esperar recompensa ni agradecimiento. La conducta cristiana se origina en pensamientos cristianos, ya que el Señor "mira el corazón". Por tal razón, las enseñanzas de Cristo y Sus características naturalmente se reflejarán en nuestras acciones. Sonreiremos más, hablaremos con bondad, seremos corteses, todas éstas acciones que parecen insignificantes, pero que pueden tener un gran impacto en nuestra vida. Si una sonrisa, un saludo o un gesto amable pueden hacer felices a otros, qué enorme es en realidad nuestra capacidad de beneficiar a todo el mundo con la bondad cristiana. La bondad y la amabilidad representan un nivel del servicio cristiano, pero hay otros niveles. A veces se nos pide que demos más de lo que pensamos que somos capaces de dar o más de lo que queremos dar, y quizás nos sentimos abrumados por las responsabilidades que tenemos y por lo que se espera de nosotros. Es entonces que aprendemos que seguir a Cristo también requiere sacrificio, dedicación y valor."
Elder Rex D. Pinegar
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viernes, 3 de septiembre de 2010

No estamos solos

"El arrepentimiento no es una doctrina implacable sino un medio de rescate; y está a disposición tanto del pecador empedernido como de la buena persona que se esfuerza por mejorar. El arrepentimiento requiere que abandonemos lo malo y nos volvamos a Dios. Cuando es preciso efectuar "un gran cambio", el arrepentimiento cabal exige que giremos en 180 grados y ¡sin mirar hacia atrás! Al principio, ese giro refleja un progreso en la conducta del plano telestial al plano terrestre; y más tarde a un plano de conducta celestial. Al dejar atrás los pecados del mundo telestial, nuestras faltas tienden cada vez más a ser pecados de omisión, lo cual a menudo nos impide consagrarnos por completo al Señor. El verdadero arrepentimiento no supone el tener una lista de lo que debamos hacer y verificarla en forma mecánica, sino una brida firme que sofrene nuestro yo natural. En el angustioso proceso del arrepentimiento, acaso pensemos a veces que Dios nos ha desamparado; la verdad es que nuestro comportamiento nos ha apartado de Él. Por eso, cuando estamos abandonando el mal pero todavía no nos hemos vuelto totalmente hacia Dios, somos muy vulnerables. No obstante, no debemos darnos por vencidos, sino tratar de alcanzar "su brazo de misericordia" que se extiende hacia nosotros "todo el día". A diferencia de lo que nosotros hacemos, Dios no tiene horas de oficina."
Elder Neal A. Maxwell