"Podemos recibir y reconocer más fácilmente el Espíritu del Señor si lo invitamos debidamente a nuestra vida. No podemos obligar, ejercer coerción o mandar al Espíritu Santo; más bien, debemos invitarlo a nuestra vida con la misma bondad y ternura con la que Él nos trata. Nuestras invitaciones para tener la compañía del Espíritu Santo ocurren de muchas maneras: al hacer convenios y cumplirlos; al orar sinceramente de manera personal y con la familia; al escudriñar diligentemente las Escrituras; al fortalecer las relaciones adecuadas con familiares y amigos; al procurar pensamientos, actos y palabras virtuosos; y al adorar en nuestros hogares, en el santo templo y en la iglesia. Por el contrario, el quebrantar convenios y compromisos o nuestra indiferencia hacia ellos, el no orar y estudiar las Escrituras, y los pensamientos, actos y palabras inapropiados hacen que el Espíritu se aleje de nosotros o que nos evite totalmente."
Elder David A. Bednar
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Elder David A. Bednar