"La capacidad de reunir los requisitos para recibir revelación personal y actuar de acuerdo con ella es la aptitud más importante que se pueda lograr en la vida. El ser dignos de tener el Espíritu del Señor empieza con el deseo de tener ese Espíritu, e implica cierto grado de dignidad. El guardar los mandamientos, arrepentirse y renovar los convenios hechos a la hora del bautismo conducen a la bendición de siempre tener el Espíritu del Señor con nosotros. Se encuentran muchas respuestas a preguntas difíciles al leer las Escrituras, porque ellas contribuyen a la revelación. La percepción que se recibe de las Escrituras se acumula con el tiempo, por eso es importante dedicar tiempo todos los días a las Escrituras. La oración diaria también es esencial para tener el Espíritu del Señor con nosotros. Los que con sinceridad buscan ayuda mediante la oración y el estudio de las Escrituras muchas veces tienen lápiz y papel a mano para escribir preguntas y anotar impresiones e ideas. La revelación puede venir hora tras hora y momento tras momento al hacer lo correcto. Para reducir las distracciones se requiere un esfuerzo consciente, pero tener el Espíritu de revelación hace posible que triunfemos ante la oposición y perseveremos con fe en días difíciles y en tareas esenciales rutinarias."
Hna. Julie B. Beck
Hna. Julie B. Beck
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