lunes, 18 de abril de 2011

Arrepentimiento - Perdón

"Parece que por más que nos cuidemos al andar por las sendas de la vida, sufrimos el dolor de algunas espinas, cardos y astillas. A medida que crecemos y maduramos y nos mantenemos cerca de Aquel que fue coronado de espinas, nuestra alma parece fortalecerse para resistir las tentaciones, tenemos más fuerza de voluntad y más autodominio, todo lo cual nos protege de la maldad del mundo. No obstante, esas maldades están tan omnipresentes que siempre debemos andar por las sendas que tengan menos de los cardos de la tentación terrenal. ¿Cómo podemos erradicar las espinas y los cardos de la vida? El poder de hacerlo en nuestra vida y en la de nuestros semejantes empieza con nosotros. Demasiadas veces queremos cubrir la culpa con vendajes en vez de quitar la espina que produce el dolor. Nos oponemos al dolor momentáneo de sacar la espina aun cuando hacerlo nos aliviará del dolor más duradero de una herida infectada. Todos sabemos que si no se sacan las espinas y las astillas de la carne, éstas producen heridas que se infectan y que son difíciles de curar. Todas las cosas que irriten la carne y el alma se deben quitar antes de que se infecten. Sin embargo, aun cuando se infectan y causan dolor, todavía se pueden sacar y empezar el proceso sanador. No es fácil quitar las espinas del orgullo, los cardos del egoísmo ni las astillas de apetitos carnales, mas cuando la infección se cura, el dolor se aleja. Ese proceso se llama arrepentimiento. El arrepentimiento y el perdón se encuentran entre los frutos más sublimes de la Expiación."
Pte. James E. Faust
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