Pte. Heber J. Grant
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"Creo que la mayoría de nosotros comprende, por intuición, cuán importantes son los principios básicos; sólo que a veces nos distraemos por tantas cosas que parecen más atractivas. El material impreso, la amplia gama de medios de comunicación, las herramientas y los artefactos electrónicos --todos útiles si se usan correctamente-- pueden convertirse en pasatiempos perjudiciales o en frías cámaras de aislamiento. Sin embargo, en medio de la multitud de voces y opciones, el humilde Hombre de Galilea sigue con las manos extendidas, esperando. Su mensaje es sencillo: "Ven, sígueme". Y no habla por un megáfono de gran alcance, sino con una voz apacible y delicada. Es muy fácil que el mensaje básico del Evangelio pase desapercibido entre la oleada de información que nos inunda desde todas direcciones. En las sagradas Escrituras y en la palabra hablada de los profetas vivientes se hace hincapié en los principios y las doctrinas fundamentales del Evangelio. La razón por la que volvemos a esos principios fundamentales, a las doctrinas puras, es porque son la puerta de entrada a las verdades de profundo significado. Son la puerta a las experiencias de sublime importancia que de otra manera escaparían a nuestra capacidad de comprensión. Esos principios básicos y sencillos son la clave para vivir en armonía con Dios y con el hombre; son las llaves que abren las ventanas de los cielos; nos conducen a la paz, al gozo y a la comprensión que el Padre Celestial ha prometido a Sus hijos que Lo escuchan y obedecen." Pte. Dieter F. Uchtdorf |
"Cuando la fe se entiende y se utiliza apropiadamente, tiene resultados de alcance extraordinario. Ese tipo de fe puede transformar la vida de una persona de actividades diarias sentimentales y corrientes a una sinfonía de gozo y felicidad. El ejercicio de la fe es vital para el plan de felicidad del Padre Celestial. Pero la verdadera fe, la fe para salvación, se centra en el Señor Jesucristo, es la fe en Sus doctrinas y enseñanzas, fe en la guía profética del ungido del Señor, fe en la capacidad de descubrir características y rasgos escondidos que pueden transformar la vida. Verdaderamente, la fe en el Salvador es un principio de acción y poder. La fe es un elemento básico fundamental de la creación. Estoy seguro de que el Salvador Jesucristo utiliza la fe en Su capacidad para actuar bajo la dirección del Padre Celestial. El Maestro la utilizó para crear las galaxias más remotas así como para componer los quarks, las partículas de materia más pequeñas que conocemos en la actualidad. Sin embargo, tengo fe de que aún hay elementos básicos más pequeños en la maravilla de la creación. La fe en el futuro se demuestra cuando una pareja se sella en el templo. Los integrantes de ella comprenden que por medio de la obediencia a las enseñanzas de Jesucristo y al plan de felicidad de nuestro Padre Celestial, pueden tener una vida dichosa juntos; ellos reconocen que cuando vengan los desafíos que procuran ser oportunidades de progreso, hallarán formas, impulsados por el Espíritu Santo, para superarlos de modo que sean productivos y edifiquen el carácter. El carácter se teje pacientemente con los hilos de los principios, la doctrina y la obediencia puestos en práctica." Elder Richard G. Scott |
"En nuestra jornada terrenal, es útil recordar que lo opuesto es también verdadero: Cuando no guardamos los mandamientos ni los susurros del Espíritu Santo, se reducen nuestras oportunidades; nuestras facultades para actuar y progresar disminuyen. Cuando Caín tomó la vida de su hermano porque amaba a Satanás más que a Dios, se detuvo su progreso espiritual. En mi juventud aprendí una importante lección sobre cómo nuestras acciones pueden limitar nuestra libertad. Un día mi padre me asignó barnizar un piso de madera. Decidí comenzar en la puerta y continuar hacia el interior de la habitación. Cuando estaba por terminar, me di cuenta de que no había manera de salir. No había ventana ni puerta al otro lado. Estaba como en un callejón sin salida y no podía salir. Estaba atrapado. Siempre que desobedecemos, nos encontramos espiritualmente en un callejón sin salida y somos cautivos de nuestras elecciones. A pesar de estar atrapados espiritualmente, siempre hay una forma de regresar. Al igual que el arrepentimiento, el regresar y caminar por el piso recién barnizado significa trabajar mucho para volver a lijarlo y renovar el acabado. Regresar al Señor no es fácil, pero vale la pena. Al entender el desafío del arrepentimiento, agradecemos las bendiciones del Espíritu Santo al guiar nuestro albedrío, y las del Padre Celestial, quien nos da mandamientos, nos fortalece y sustenta para guardarlos. También entendemos la forma en que la obediencia a los mandamientos, al fin de cuentas, protege nuestro albedrío." Elder Robert D. Hales |